Muchas cosas pasaron en el último año. Sin ir más lejos, hace
un año YPF era española, todavía no se había reformado el Banco Central, no
existía aun el Plan de Créditos para Vivienda ProCreAr, los pibes de 16 todavía
no podían votar, ni los trabajadores rurales ni las empleadas domésticas tenían
un régimen de empleo digno por ley, no había Ley de la Música ni Ley de
Regulación del Mercado de Capitales, entre muchas otras cosas, que hoy son
realidad. Pero además, hace un año la Ley de Medios seguía, como ahora, sin
poder ser aplicada en su totalidad, por decisión del poder judicial. Las
constantes transformaciones que vive nuestro país, ocultadas sistemáticamente
por la agenda de las corporaciones mediáticas, son la prueba misma del valor de
la política y del compromiso militante. Fueron militantes POLÍTICOS quienes
pusieron en marcha este cambio, y hoy es la juventud militante quien toma la
posta y se organiza en todo el país para garantizar la profundización constante
de este Proyecto Nacional y Latinoamericano, para garantizar que todo lo que no
se pudo conquistar aún, sea realidad efectiva.
Los medios SON la derecha
Pero la juventud movilizada, y el pueblo conciente de sus
derechos, asustan a quienes pretenden sostener sus privilegios. Hace algunos
meses, la corte definió que el 7 de diciembre terminan las cautelares
para Clarín, que debe adecuarse a la Ley de Medios. Este hecho, tan banalizado
por el propio Grupo, que pretende que esto se perciba como una “pelea entre el
gobierno y Clarín”, pero también banalizado por la gran mayoría de la izquierda
antikirchnerista, y la que conduce nuestro centro de estudiantes en particular,
casi con el mismo discurso, constituye una realidad sumamente trascendental
para nuestro país. Todos los gobiernos populares latinoamericanos han sufrido
los embates de los medios, porque estos se han constituido en la derecha
realmente existente: en la política, en el juego democrático, ganan las
mayorías populares, y como la derecha no puede ganar elecciones, se dedica a
deslegitimar, difamar, operar, dividir, poner palos en la rueda a través de los
medios. El 7 de diciembre no es una pelea entre el gobierno y Clarín: lo que
está en disputa es si quien manda en nuestro país es el Estado, cuyas
autoridades elige democráticamente el pueblo, o las corporaciones, que no las
elige nadie y que han sido cómplices de todas las dictaduras. Y la forma que
tiene la derecha de horadar los gobiernos populares, son los llamados “golpes
blandos”, en que a través de campañas mediáticas se busca movilizar a la
población contra los gobiernos. Los recientes cacerolazos son una muestra de
eso, a lo que se suman los levantamientos de Prefectura y Gendarmería y la
movilización del sindicalismo antikirchnerista. El 7D, al obligar a todos los
grupos mediáticos a adecuarse a la Ley, implica reducir el poder de fuego de
estas corporaciones para fogonear estos “golpes blandos”. E implica la
disponibilidad de licencias para cumplir con la distribución de espectro que
obliga la ley. Por eso, los intereses que se expresan a través del poder
mediático, que pretenden volver a una Argentina sin memoria, sin industria y
sin dignidad, juegan todas sus fichas a las movilizaciones que se produzcan
contra el gobierno, sean estas sindicales, de fuerzas de seguridad, o de la clase
media que tiene tristeza.
Un centro que degrada la política
En este marco nos encontramos con un centro de estudiantes
cuyo único compromiso es su propia ceguera: La Mella (si es que se llama así,
ya no sabemos si decirles la Juntada, el Empuje, Contrahegemonía, Juventud
Rebelde, Compa, o Marea), conducción del CECSo, de identidad política
indefinible, publica un nefasto “boletín” a todo color sobre el 7D donde
cuestiona al AFSCA arrogándose la representación de los “medios populares”
(¿alguien conoce la “radio” del centro?), acusa al mismo AFSCA de ¡no cumplir
la Ley de Medios! que ellos ni siquiera apoyaron, se olvida del Grupo Clarín y
su historia, y poco tiempo después decide plegarse al 20N, paro del
sindicalismo antikirchnerista (Moyano, Micheli, Barrionuevo) fogoneado por la
derecha, y saludado incluso por Macri. Ni siquiera el FER-Brújula, coconducción
del CECSo, ni muchas otras expresiones de la “izquierda independiente” como El
Gleyzer decidieron apoyar el 20N, ni cuestionar el 7D, de ahí que el
mencionado boletín lo haya sacado La Mella en soledad. Es difícil entender la
postura de La Mella, agrupación que existe principalmente en la Universidad de
Buenos Aires, desde donde financia campañas a todo color en la Ciudad de Buenos
Aires. ¿Cuál es el sentido de hacer campañas políticas sin asumir un
compromiso político concreto? Lo que si tenemos claro, es que la praxis de
esta agrupación degrada la política al convertirla en una seguidilla de
comunicados sin correlato electoral, casi una revista de opinión, sin
compromiso real con el devenir de nuestro pueblo. Desde Vamos Sociales, como
estudiantes de sociales, y como militantes políticos comprometidos con la
transformación de la realidad, lamentamos que la conducción de nuestro centro
de estudiantes no muestre más compromiso que el que tiene con su propia
ceguera, y lo lamentamos realmente porque vivimos un momento histórico soñado,
en toda Latinoamérica, procesos inescindibles entre sí que tenemos que cuidar y
profundizar, frente a los cuales La Mella, que no puede ver que una derrota del
kirchnerismo sería una victoria de la derecha y una derrota de nuestro pueblo,
pretende erigirse, según sus propias palabras, en “ la superación del actual
proyecto kirchnerista”.
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