La Presidenta
de la Cámara de Senadores del Estado Plurinacional de Bolivia, Gabriela Montaño disertó
el sábado en el auditorio de la Facultad de Ciencias sociales de la Universidad
de Buenos Aires en el marco del Movimiento hacia una Constitución emancipadora.
Tras una extraordinaria introducción del
director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, donde destacó “Bolivia es una palabra grabada
en el corazón de América latina. Estremecimiento, dolor, promesa. Espacio
crucial para la transformación latinoamericana.”, Montaño, acompañada por
diversos agrupaciones y organizaciones del campo popular en un auditorio
colmado, reseñó la importancia de la sanción de la Constitución Plurinacional
en su país para reconstituir los derechos colectivos de los sectores populares
y los pueblos indígenas que empezaron a ganar
espacio en la agenda política y social tras la llegada a la presidencia
de Evo Morales.
El relato se centró en la experiencia de construcción de la
constitución de Bolivia y la situación del derecho colectivo antes de la
Asamblea Constituyente. “El censo de 2001 viene a descubrir que Bolivia es un país
mayoritariamente indígena. El 62% de la población mayor se autodefine como
indígenas. El tema central es ¿Cómo me defino a mí mismo? Del 62% encuestado
que implicaba 3,2 millones, 1,7 millones ya no estaban en comunidades rurales
sino en el área urbana. En un estado monocultural, homogeneizador, un 62%
indígena cómo se explicaba.” En este punto Gabriela comienza a destacar las
heridas en la historia del estado monocultural. “No reconocía la existencia de
la identidad indígena, un hilo común que une la memoria de los campesinos, sus
costumbres, su pasado, su lengua; hizo todo lo posible por romperla y tratar de
convertir al indígena en un individuo separado del resto sin una identidad común.
El sujeto ciudadano.” La otra herida según Montaño: “Se centra en el aspecto
del estado y sus regiones en una Bolivia constituida por nueve departamentos y
300 municipios donde las decisiones tomadas en la periferia no llegaban a tener
repercusión en la esfera estatal.” Y añade: “La desarticulación del estado y
sus regiones junto a la concentración de la riqueza en pocas manos son los artífices de la imposibilidad de
reconocimiento de las diversas formas.”
Camaño explicó
además con suma elocuencia el fenómeno de las democracias liberales en Bolivia
como espejo del resto de América Latina: “El estado estaba destruido. Se
encontraban en crisis los partidos
tradicionales. Democracias pactadas como si se tratase de un intercambio de
figuritas. No había posibilidad de elección interna en los partidos. La gente
dejo de confiar en las instituciones del estado. Cuando se realizaron las
marchas indígenas en los noventa se decía queremos tener nuestro territorio y
gobernarlo y les contestaban que pero hermano eso no esta en la constitución.
No se puede. Solo existían las TCO (tierras comunitarias de origen). La autonomía
indígena no estaba reconocida en la constitución. Con el gobierno de Evo
Morales esto comenzó a cambiar y el estado monocultural inició un proceso de
integración de las múltiples identidades que conforman al sujeto constituyente;
pueblos indígenas campesinos no son palabras separadas. Hemos roto con gran
esfuerzo las imposiciones de un estado monocultural y eso gracias al coraje del
compañero Evo Morales.”
El
auditorio estalló en aplausos y dieron lugar al epílogo del relato. “Ahora al
sujeto colectivo de nuestra Carta Magna se lo integra a la toma de decisiones. Se
reconocen a sus pueblos y ciudadanos”. Y agregó: “El proceso constituyente no
se ha cerrado, no terminó. Esta es una construcción diaria y damos la batalla
todos lo días para profundizar la apertura hacia una democracia que integre las
identidades que aloja en su seno y los convierta en sujetos de derecho con voz
y voto” El auditorio de pie estalló en aplausos para despedir a este cuadro
político del Estado Plurinacional y clausuró una mañana fascinante e histórica
en la Facultad de Ciencias Sociales.
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